Next from Walter Presents on PBS, "La Otra Mirada" The following program contains content which may not be suitable for all audiences.
Viewer discretion is advised.
This program was made possible in part by contributions to your PBS station from viewers like you.
Thank you.
[suena música de tensión] Manuela, ¿tú le has dado permiso a Roberta para que falte a mi clase?
Claro que no.
¿Hay algún problema con Roberta?
Pues que es mi hermana.
Pues no parece.
Estás ocupándote de todo lo del carnaval porque no quieres estar en casa, ¿verdad?
-[llorando] Estoy embarazada.
-¿Qué dices?
Muy poca gente le da a la diana en su segundo intento.
Tienes cualidades.
[Teresa] ¿Te estás viendo con alguien?
Es de fuera de Sevilla, aunque trabaja aquí.
Está cansada.
Se pasa las noches estudiando.
No es una vida fácil para una mujer casada.
Lo que no sé es cómo se lo has consentido.
[Teresa] A ver, Roberta, te lo conté cuando estuve preparada.
Para mí tampoco es fácil.
No puedo volver atrás y hacerlo de otra manera.
Pues mira, eso estaría muy bien.
Porque preferiría no saber nada de lo que me has contado.
¿Tú conoces estos sitios donde ayudan a mujeres, mujeres que tienen una situación que no desean?
[Roberta] Sí los conozco, pero no te los recomiendo.
Eres una hermana estupenda, Tere, estoy seguro.
[Roberta] Siento haberme comportado como me comporté ayer.
Cuando estoy enfadada no pienso lo que digo.
[gritos] [hombre] Necesitamos que saques más material.
[Vicente] No, no, eso nada.
Sino lo hace, la primera persona que se va a enterar de los líos en que andas metido será ella.
Va a ser el mejor beso de nuestras vidas, va a ser increíble.
Ahora no.
Ya vienen.
Elías, ¿estás bien?
i¡Déjame!
i¡Basta!
[quebrazón] ¿Vicente?
Ese es tu interés por mí, ¿robar material para fabricar bombas?
Estoy agotada de fingir que todo está bien, cuando en realidad las cosas no están bien.
Martín y yo ya no estamos juntos.
Sin ir más lejos, él se está viendo con otra mujer y yo me acabo de besar con un hombre que no conozco de nada.
[gritos y risas] Doña Manuela, ¿ha visto a Flavia?
No, ¿qué pasa?
¿Qué te pasa?
Quiero que sepas que no voy a callarme más, que se acabó, y que voy a seguir tomando mis propias decisiones, aunque le duele.
[gritando] i¡Ayuda!
i¡Ayuda!
i¡Ayuda, por favor!
i¡Flavia, Flavia!
Flavia... [suena música de esperanza] Buenos días, señores.
Buenos días.
Vayan pasando, por favor.
Madre mía, aquí hay más hombres que en procesión.
Mucho gallo pa' tan poco corral, me parece a mí.
[Carmen] El entrenamiento empieza hoy y la competición dentro de cuatro días.
Vienen participantes de tres colegios masculinos y María Jesús competirá contra las alumnas de Santa Engracia.
Hemos habilitado el salón de té como zona de descanso para los competidores y la biblioteca para las competidoras.
Y María Jesús tiene permiso para saltarse las clases.
-¿De acuerdo?
-Sí, sí.
-¿Sí?
¿Luisa?
-Sí, claro.
Ya la ayudaremos a recuperarlas.
Caballeros, les he dicho que hemos venido a competir, no a mirar a las muchachas.
Buenos días, soy Manuela Martin, la directora, bienvenidos.
Pedro Muniesa, entrenador del Carlos III de Madrid.
-Encantada.
-Yo soy Carmen Lara, profesora de educación física.
Puedes dejar todo esto por aquí y ahora os enseñaremos las instalaciones.
-Gracias.
-[Ángela] No hará falta.
Conozco esta academia como la palma de mi mano.
-i¡Ángela!
-Ángela.
-¿Y estás...?
-Voluminosa.
¿Pero cómo no has avisado de que venías?
Fue todo una decisión de última hora y decidí guardaros sorpresa.
[Manuela] Qué alegría.
No sabéis cuánto me alegro de veros.
Os he echado muchísimo de menos.
Nosotras a ti.
-Ángela.
-Carmen.
-Mucho gusto.
-[Carmen] Encantada.
[suena tema principal] Me quedo en una pensión por el centro.
No, te quedas en mi casa.
Vas a estar mucho más tranquila, así nos contamos.
¿Sí?
Claro.
Muchas gracias, Teresa.
Bueno, ¿y qué tal todo por aquí?
También tienes que ponerme al día.
Bueno, creo que nos llevaría un poco de tiempo, la verdad.
¿Por qué no nos tomamos algo esta tarde después de trabajar?
Sí.
Yo tengo un poco de trabajo retrasado.
-No me va a dar tiempo.
-Venga, Luisa.
Pero seguro que un poco de aire nos vendrá bien a todas.
Sí.
Sí, tienes razón.
[golpes en la puerta] Doña Manuela, disculpe.
Su padre ya ha llegado.
¿Ha pasado algo?
[doctor] Bueno, el sangrado ha remitido y parece que tenemos controlada la infección.
Ahora lo que tienes que hacer es guardar reposo, Flavia.
Has perdido mucha sangre.
Vas a tener que hacer una dieta rica en hierro, y sobre todo tomar toda la medicación.
Lo que has hecho es muy peligroso.
[Manuela] No nos vuelvas a ocultar algo así, Flavia.
Las maestras estamos aquí para ayudarte.
Bueno, volveré mañana.
Muchas gracias por todo lo que han hecho por mí, pero necesito pedirles algo.
¿Qué pasa?
Sé que Enrique es mi marido y que tienen que contarle lo que ha ocurrido, pero por favor, no le digan que fue provocado.
No sé cómo reaccionaría.
[golpes en la puerta] Buenos días.
[Manuela] Buenos días.
Flavia, mi amor, siento no haber llegado antes.
He venido lo más rápido que he podido.
¿Qué ha pasado?
Perder un bebé es algo frecuente en los primeros meses de embarazo.
Pero Flavia es joven y está sana, se recuperará.
Ya has oído al doctor, pronto se habrá quedado todo en un susto.
Pero vamos a casa.
Me voy a encargar de cuidarte y de que descanses.
[doctor] Me temo que eso no podrá ser.
En su estado, un viaje podría resultar fatal.
Haremos lo que diga don Pascual.
¿Tú cómo estás?
¿Sabías que estabas, así, esperando?
-Bueno, nosotros nos vamos.
-Sí.
Y así podéis hablar a solas.
[doctor] Hasta mañana, Flavia.
¿Cómo está?
¿Está mejor?
Sí.
Todavía está un poco débil, pero está mejor.
Tranquilas.
¿Y se puede entrar a verla?
Pues ahora mismo está con su marido, pero dentro de un rato, sino la cansáis mucho, podéis hacerle compañía.
Y ahora os pido normalidad.
Tenemos que seguir con el día a día y con la competición, ¿de acuerdo?
Pues cada una a sus tareas.
Padre, yo, quería darle las gracias.
No solo por cómo está tratando a Flavia y por su discreción, sino, también por mí.
Sabes que no hay de qué, hija.
La forma en que me sinceré el otro día en el carnaval sé que no fue la más adecuada.
Lo siento.
Hija, hay cosas que a los padres nos duele saber, pero que no te quepa duda que lo único que queremos es que tú seas feliz.
Bueno, te tengo que reconocer también que quizá a tu madre le lleve algo más de tiempo asimilar todo esto, pero no te preocupes.
Gracias.
Parece que se va a recuperar, pero menudo susto.
Intentaré verla más tarde.
Tengo clase, Ángela.
Luego te veo.
Sí, por supuesto.
Macarena.
Me alegro de verte.
-¿Podemos hablar?
-Yo no tengo nada que hablar.
Por favor, solo será un momento lo que tarde en aclarar... Doña Ángela ¿a qué ha venido?
Estoy acompañando a los competidores de mi colegio.
¿Y algo más?
Entiendo que estés molesta por cómo me fui.
Sí, sin despedirse.
Si lo que te preocupa es que haya venido a remover el pasado, te aseguro que eso no va a suceder.
Eso espero.
Doña Manuela, disculpe.
Me marcho ya.
Que vaya muy bien, Roberta.
¿A dónde vas?
A clases extracurriculares de francés.
¿Ah, sí?
¿Y cómo es que te has animado?
Me gustaría irme en verano a París a trabajar en algún taller de costura.
Qué buena idea.
¿Cómo no me has dicho nada?
No sabía que tenía que contártelo.
Se lo comenté a doña Manuela, que para eso es la directora.
Claro.
Suerte.
Tiene razón, no está obligada a contártelo, igual que no está obligada a contárselo a ninguna maestra.
No.
No sé, Manuela, creo que mi caso es distinto.
Bueno, pues sino quieres que te vea solo como una maestra, entonces tendrás tú que hacerlo de otra manera.
[pasos] [Carmen] Tenemos un problema.
Acaban de llamar del Santa Engrancia.
Los padres se han echado atrás, no los dejan venir.
Así que no tenemos competidoras, solo María Jesús.
¿Qué hacemos?
No lo sé.
Pero míralo, sí están ya como en su casa.
Margarita Ortega-Sánchez Caamaño y López de Carrizosa.
Bienvenidos a la Academia de Señoritas de Sevilla.
Sergio.
Es precioso.
El mío es un poco más básico.
Ah, pero ¿que tú practicas?
Sí.
No solo practica, es la mejor arquera de Sevilla y nuestra representante en la competición.
Eso si a la categoría de damas se le puede llamar competición, claro.
¿Qué insinúas, que no es buena?
No, no, si tirando como los niños a menos distancia, seguro que sí.
Pero es que no se puede comparar con lo nuestro.
-Claro.
-El tiro con arco es una cuestión de técnica, no tiene nada que ver con ser hombre o mujer.
No sé quién te ha metido esa tontería en la cabeza, pero lo que de verdad importa es la fuerza del brazo, y de la espalda.
Deberías saberlo.
¿Pero tú a quién te crees que le das lecciones, mendrugo?
Lo de la espalda y el brazo lo sabe ella perfectamente.
Para ser una academia de señoritas, las formas dejan mucho que deseas.
¿Quieres comprobarlo por ti mismo?
Oh.
Cuidado, Sergio, cuidado.
¿Qué pasa aquí?
Nada, que la morena al pareces tiene el carácter de un tabernero.
Mejor eso que la educación de un chimpancé.
Vamos, chicas.
Vamos.
Vamos.
[campanadas] ¿Y el embarazo cómo lo llevas?
Un poco de náuseas al principio, pero todo bien, gracias a Dios.
¿Tú cómo estás?
Bien, estupendamente.
Señoras, ¿qué van a tomar?
Paula, qué sorpresa.
No sabíamos que trabajabas aquí.
Bueno, llevo muy poquito tiempo.
[Manuela] ¿Y sigues con el estudio de pintura?
No, no iba muy bien.
Lo he dejado.
[Manuela] Vaya.
Y bueno, usted, ¿de vuelta a Sevilla?
-Sí, solo por unos días.
-Enhorabuena.
Felicite a David de mi parte, estará muy contento.
Bueno, ¿qué, qué tomamos?
Yo quiero un vino tinto ¿Vosotras?
-¿Vino?
-Sí, un vino.
-Y otros tres vinos.
-No quiero nada.
Gracias.
Muy bien.
Sale enseguida.
-[Teresa] Gracias.
-[Manuela] Gracias.
Qué extraño, ¿no?
-[Manuela] ¿Estás bien?
-Un poco cansada, eso es todo.
Aquí irán las cuatro dianas, en esta zona los arqueros y aquí los invitados, que por cierto, -ya han confirmado la mayoría.
-Qué bien.
Ay, ¿no te trae muchos recuerdos de cuando competías?
Muchos.
[puerta se cierra] ¿Martín?
Pensaba que estarías en la academia.
He venido a por unas cosas.
¿Y no podías haber avisado?
Bueno, podemos seguir mañana si quieres, -no me importa.
-No, no, no, Carmen.
estoy segura de que Martín puede venir en otro momento, ¿verdad?
¿Cuándo?
¿Cuándo a ti te vaya bien?
Martín, no puedes aparecer en casa así de repente.
¿Por qué?
Ah, por si estás con otro hombre, ¿no?
No creo que tengas ningún derecho a reprocharme nada.
Yo creo que es mejor que me vaya.
No, no, nosotras estamos trabajando, y estoy segura de que Martín puede venir en otro momento.
Dime qué necesitas y lo envío a donde me digas.
Real Hotel de Sevilla, ahí me alojo.
-Lo siento.
-No te preocupes.
[murmullos] [Manuela] ¿Cómo que te vas a Madrid, a la competición?
Estoy a tres puntos en la clasificación.
Y si gano, en julio podría estar en Estocolmo.
Manuela, los juegos olímpicos.
¿Pero has convencido a tus padres, entonces?
No pienso renunciar al sueño de mi vida solo porque no lo entiendan.
Es mi oportunidad.
No entiendo, Carmen, ¿te vas a ir sin decirles nada?
Carmen, ¿y qué va a pasar mañana con las maestras cuando vean que no estás?
Nada sino saben dónde estoy.
Me tienes que cubrir, por favor.
Manuela, i¡los juegos olímpicos!
[golpes en la puerta] Doña Carmen, hay una urgencia.
La necesitan abajo.
No, no hay ningún error.
A falta de competidoras femeninas, la organización ha decidido que María Jesús -compita con vosotros.
-¿Pero eso se puede hacer?
¿Pero cómo va a competir una niña con nosotros?
Si lo que quiere es un trofeo de campeona, pues se le da uno y punto.
María Jesús no necesita que le regalen ningún trofeo, lo puede conseguir por sí misma.
Pues que lo consiga en otra ocasión.
Pero competir con los muchachos, eso es un despropósito.
¿Cuál es el despropósito?
Los muchachos se distraerían.
Pues que no se distraigan.
Si lo que busca es un novio, pues que se vaya a la verbena, ¿no?
No se fijaría en ninguno de vosotros -ni harta a vino.
-Vamos a ver, esto no es serio.
-Si la niña lo... -[Teresa] María Jesús.
-Si compite, nos retiramos.
-Pedro, ¿de verdad es tan grave?
¿Tú no supones que en igualdad de condiciones los chicos tendrían las de ganar?
¿En igualdad de condiciones?
Para eso tendrían que tirar desde la misma distancia, ¿no?
Pues que así sea.
-Pues que así sea.
-Que no, que no, de verdad.
Está decidido.
Doña Carmen, de verdad que yo no puedo hacerlo.
María Jesús, tú puedes hacerlo.
Lo único que tienes que hacer es entrenar, muchísimo, ¿de acuerdo?
-Venga.
-Ánimo.
Te sales con la tuya, niña, pero no te lo vamos a poner fácil.
Ni ella a ti.
[risas] Ignóralos.
Doña Carmen, creo que no es buena idea.
Prefiero no competir.
No digas tonterías, María Jesús, con lo que has entrenado.
María Jesús, no te puedes echar atrás ahora.
Vas a competir, vas a ganar y nos vamos a ir a Madrid.
¿A Madrid a qué?
El ganador irá a una competición nacional.
No te lo quería decir por no ponerte más nerviosa.
¿No te gustaría competir con los mejores de España?
Sí, pero, yo no sé si... María Jesús, ¿cuántas veces te lo tengo que decir?
Es tu oportunidad.
Y no te representas a ti misma, nos representas a todas.
Vas a hacer historia.
Y créeme, lo recordarás toda tu vida.
María Jesús, puedes hacerlo.
Vas a hacerlo.
Y nosotras estamos contigo.
Ánimo, María Jesús, vas a ganar.
Venga, ahora a entrenar.
[suena música emotiva] ¿Por qué no me lo contaste?
Te habría acompañado antes de dejarte ir sola.
Lo siento.
No quería mentirte, no quería mentir a nadie.
[golpes en la puerta] ¿Se puede?
Os dejo a solas.
¿Cómo estás?
Un poco mejor.
Estás muy guapa.
Me voy a clase de francés ahora.
Voy a intentar lo de París.
Es difícil, pero... Seguro que lo consigues.
¿Y qué tal con Tomás?
Bien, muy bien.
Me está apoyando mucho, es buen chico.
Sí.
Flavia, yo sé que no hemos hablado de esto, -pero yo quería decir que... -[Flavia] No te preocupes.
Está todo bien, de verdad.
Me alegro mucho por vosotros.
¿Qué, no quieres más, no?
Estoy harta.
A mí tampoco me ha gustado nunca el hígado.
Ven, anda.
-Déjame... -No, Roberta, no, estoy bien.
i¡Roberta, por favor!
¿Y esto?
Flavia, ¿estás escondiendo las medicinas?
¿Pero por qué?
¿Qué estás haciendo?
No quiero recuperarme.
No puedo.
Enrique dice que cuando esté bien, me iré a casa.
Quiere que tengamos hijos y que me quede ahí.
Tendré que irme de la academia para siempre.
¿Y te crees que esta es la manera?
¿Arriesgando tu vida otra vez?
¿Y qué hago?
Roberta, es mi marido.
No puedo seguir huyendo.
Tienes razón, Flavia, no puedes seguir huyendo.
Pero tú también tienes un sueño, ¿no?
Mírame.
Imagínate que en unos años yo estoy en París y tú estás aquí ejerciendo como abogada.
Nos mandaríamos cartas y nos contaríamos lo bien y lo felices que estamos.
Flavia, yo sé que es difícil, pero no es imposible.
Tienes que hacerte cargo de la situación y, y pensar en ti.
[suena música de suspenso] ¿Es un mal momento?
-¿Qué quiere?
-He venido a hablar contigo.
Ayer me quedé preocupada.
Te podrías haber preocupado antes, cuando te fuiste sin decirme adiós.
Entiendo que estés enfada, pero cuéntame al menos cómo estás.
¿Qué haces trabajando aquí?
¿Qué ha pasado con el estudio de pintura?
Ángela, no te voy a contar mi vida, ya no es asunto tuyo.
Déjame darte una explicación.
No me hubiera ido sin tener un motivo importante.
-¿Acaso no dudas?
-No, yo no dudo nada.
Por favor, no me hagas levantar la voz ni decir cosas de las que me voy a arrepentir.
Alguien nos vio en la academia.
Me amenazaron y me asusté.
¿Qué habría pasado si hubiese salido todo a la luz?
No tenía ninguna opción.
Muy bien, ya te has explicado.
¿Ahora puedo seguir trabajando?
Lo siento.
No volveré a... [suena música triste] [golpes en la puerta] ¿Se puede entrar?
¿Cómo van las clases de francés?
No tan bien como me gustaría.
Creo que tengo algo que te puede ayudar, o al menos inspirarte.
Mira.
Son bocetos del vestido de Delphos, y aquí una entrevista a Fortuny Madrazo en francés.
¿Cómo la has conseguido?
Una amiga de Montmartre.
¿Puedo verlos?
Me alegro mucho de que quieras ir a París.
Es una ciudad maravillosa.
Yo aprendí y viví tantas cosas allí.
Bueno, no... no es seguro que vaya, porque entre que no me aclaro con el francés y que tampoco sé cocer.
Mira, si sigues trabajando así, con un poquito de suerte seguro que consigues tu sueño.
Porque de verdad que talento no te falta.
Teresa, siento no habértelo contado.
No te preocupes por eso, Roberta.
Tienes razón, ¿por qué me has de tratar diferente, no?
Si solo somos, "un poco" hermanas.
Qué raro.
#Es que no sé ni cómo actuar.
Yo tampoco.
Pero bueno, es normal.
Es algo nuevo para las dos, ¿no?
Yo lo que quiero que sepas es que, no sé, a mí me hace mucha ilusión.
A mí también.
¿Cuánto tiempo estuviste viviendo en París?
[hablan en francés] Lo siento, lo siento, Carmen, no, imaginaba que Manuela me lo iba a mandar todo de golpe.
Supongo que tiene prisa para sacarme de nuestra casa.
Ya no estáis juntos.
Sí, me ha quedado bastante claro, sí.
Querrá más espacio para ese hombre con el que se acuesta, ese desconocido.
Porque nadie lo conoce, ¿no?
Nadie, ni en la academia, ni en ningún sitio, nadie.
-Tú tampoco, ¿no?
¿O tú sí?
-No.
No, tampoco le he dicho que me he acostado con su marido.
Perdona, perdóname.
Perdóname, Carmen, no quería...
Lo siento, pero entiéndelo.
Me sorprende lo fácil que le resulta, no sabía que significaba tan poco para ella.
Martín, ¿te das cuenta de que vengo aquí cada noche, y que siempre acabamos hablando de ella?
¿Cómo crees que me hace sentir?
Bueno, Carmen... Martín, sigues enamorado de Manuela.
Y yo no puedo competir con ella.
Nunca he podido.
¿Y qué quieres que haga?
Todavía es mi mujer.
Lo sé.
Por eso no podemos seguir.
Nos hemos ayudado un tiempo, pero esto ya no tiene sentido.
[suena música triste] María Jesús, es tarde.
No podía dormir.
Es normal que estés nerviosa, es un momento importante.
¿Usted se ponía nerviosa?
Por supuesto.
Pero yo tenía un secreto.
Siempre competía con la dedalera de mi entrenador.
Me daba mucha suerte.
¿Y no la tendrá por ahí, por casualidad?
No, pero tengo la mía.
¿Te ayudaría?
Sí.
¿Usted ha competido alguna vez en campeonatos nacionales?
Estuve a punto de ir a un clasificatoria para las olimpiadas, sí.
¿Y qué pasó?
[pasos] No pensarás salir sola a estas horas.
¿Verdad, señorita?
[suena música triste] No pudo ser.
Pero tú lo conseguirás, estoy segura.
[suena música alegre] Pues es que no abres bien la espalda.
A ver quién gana la competición.
[murmullos] Tú sabes lo que pasa con estas cosas.
[suena música de esperanza] Definitivamente nos han invadido.
[risas] ¿Y estos de qué se ríen?
Me ha dicho doña Luisa que soy la mejor nota de la clase.
Ahí lo tienes.
"Mejor dedícate a tus labores, niña".
Pero bueno, esto ya se pasa de castaño oscuro.
Es que no tienen ningún derecho a entrar en nuestra habitación y menos a tratarnos así.
¿No quieren que me dedique a mis labores?
Se van a enterar.
Y con tanto jaleo no se puede entrar ni en la capilla.
A ver si María Jesús les gana ya y se les quita la chulería que tienen encima.
¿Pasa algo?
¿Por qué no me has contado que Ángela había vuelto?
¿La has visto?
-¿Qué te ha dicho?
-Muy poco.
Pero creo que tengo que hablar con ella.
No, mamá.
Nos abandonó.
¿Quieres que te diga cómo estuviste durante mucho tiempo?
No hace falta, Macarena, yo lo sé mejor que nadie.
Y ha sido muy duro.
Pero ahora sé que tuvo sus motivos.
Y si nosotras la juzgamos, le estamos haciendo lo mismo que las personas que la obligaron a marcharse, ¿comprendes?
Lo mismo que las personas que ni nos entienden ni nos entenderán nunca.
Estamos en el mismo lado, Macarena.
Por eso tengo que hablar con ella.
A ver.
Preciosa.
¿Te sientes un poco mejor?
Podréis volver a intentarlo.
Eres muy joven.
Es que nunca quise tenerlo.
Usted siendo madre pensará que lo que he hecho es horrible.
Claro que no.
¿Sabes?
Yo siempre quise ser madre.
A la vista está.
Pero David quería tenerlos nada más casarnos, y yo todavía estaba terminando mis estudios, así que le dije que no era el momento.
Flavia, no te sientas culpable por decidir qué quieres hacer o cuándo.
Es tu vida y tú deberías de ser dueña de ella.
[golpes en la puerta] ¿Interrumpo?
Adelante.
Los dejo tranquilos.
Te he traído una revista.
¿Cómo te encuentras?
He estado mejor.
Flavia, cuando te vi venir, si te llega a haber pasado algo, no me lo hubiera perdonado.
Tomás, nada de lo que ha pasado ha tenido que ver contigo.
Sí, lo sé, pero aún así me siento culpable.
Estabas mal y no lo supe ver.
Gracias.
Pero fui yo la que no quiso saber nada de ti cuando volviste.
He estado pensando mucho y me he dado cuenta de que nadie me obligó.
Ni mis padres, ni Enrique... ni tú.
El "sí, quiero" lo dije yo sola, y culpar a los demás no me ha ayudado a avanzar.
Flavia, ¿qué haces?
No.
He tardado mucho en reaccionar, pero lo voy a hacer ahora.
Voy a vivir mi vida, y nadie me lo va a impedir.
[suena música melancólica] Estaba harta de estar ahí dentro.
Gracias.
Pero despacito.
Hasta las escaleras y volvemos.
No querrás vivir la vida demasiado rápido.
[suena música melancólica] [hombre] Hombre, la de los pantalones.
¿Es que usted nunca se pone ropa de mujer o qué?
[risa irónica] Llevar pantalones no te convierte en hombre, chiquitín.
Teresa, ¿podemos hablar un momento?
Sí, claro.
Cómo me planté delante de la diana, cogí el arco, cargué con... [suena música de esperanza] [Sergio] ¿Qué es todo esto?
Sergio, mira.
Ese es mi arco.
Como veis, se nos da muy bien dedicarnos a nuestras labores.
¿Habéis sido vosotras?
Mira, como le pase algo a mi arco, -te juro que... -¿Qué vas a hacer?
¿Pegarle a una niña?
¿Se puede saber qué está pasando?
¿Qué es todo esto?
[Teresa] ¿Lo habéis hecho vosotras?
Han entrado sin permiso y han cogido nuestras cosas.
-Empezasteis vosotros, chivato.
-Bueno, se acabó.
Vais a recoger todo esto inmediatamente hasta el último hilo, y por supuesto, -estáis expedientadas.
-Sí, es que además podrían -haber roto algo perfectamente.
-Es material muy valioso.
[Manuela] He dicho que se acabó.
Deberíais reflexionar todos sobre los valores del deporte.
Y, María Jesús, lo siento mucho, pero desde luego, no vas a competir.
Ponle una sanción o algo, pero no le puedes hacer esto a María Jesús, que ha entrado muchísimo.
¿Y qué van a pensar el resto de entrenadores?
¿Y si vuelve a suceder en mitad de la competición?
Esto puede ir a más, y no me puedo arriesgar.
Manuela, no exageres, por Dios, ha sido una chiquillada.
Pues para mí, esto dista mucho de ser una competición sana.
Así que, lo siento de verdad, pero María Jesús no va a competir.
Y ya está, no hay nada más que hablar, Carmen, por favor.
No puedo creer que lo estés volviendo a hacer.
¿Hacer qué?
Frustrar el dueño de María Jesús como frustraste el mío.
¿Qué estás diciendo, Carmen?
Mis padres me sacaron de aquí porque tú me delataste.
¿Pero qué dices?
Te fuiste a trabajar con ellos a la imprenta.
¿Y tú te lo creíste?
Eso que le dijeron a todo el mundo, pero fue porque intenté fugarme.
No sé, te habrían sacado igualmente al descubrir que no estabas.
¿Y si me hubiera clasificado qué?
Era mi única oportunidad, Manuela.
Carmen, por favor, era una locura.
Eras una niña.
Te pretendías ir sola, de noche, viajando con desconocidos.
Te podía haber pasado cualquier cosa, y yo no me lo habría perdonado jamás.
Te entró miedo, igual que ahora.
No sé, lo siento mucho, pero yo, de verdad, creo que hice lo correcto.
Y lo voy a volver a hacer ahora.
Y espero que María Jesús sea lo suficientemente madura como para perdonármelo.
[suena música triste] A ver, yo entiendo perfectamente vuestro enfado.
He visto su comportamiento, sus provocaciones, pero claro, hay que entender a Manuela también.
También quiero deciros que a mí, estéticamente, me ha parecido una propuesta interesante.
No ha podido ser.
Lo siento.
Lo he intentado.
No se preocupe.
¿Qué le vamos a hacer?
A mí lo que más rabia me da es que esos mequetrefes se hayan salido con la suya.
Que conste que estoy segura de que habrías ganado.
Gracias, doña Carmen.
Me hacía ilusión competir, pero, tener que aguantar los comentarios de los chicos y tener que representar a la academia y a todas las mujeres, me ha hecho darme cuenta de que a mí lo que me gusta es practicar.
Empecé sin saber coger ni el arco, y ya el hecho de haber descubierto algo que me gusta y tener una ilusión, ya es mucho.
Y me da igual sino compito mañana, o sino compito nunca.
Todo lo que he aprendido estos meses y lo orgullosas que estáis de mí.
¿Cómo pa' no estarlo?
Eso ya es una victoria, y nunca voy a poder agradecérselo lo suficiente.
Gracias.
Muchas gracias por todo.
[Teresa] Es un placer tenerte aquí.
[timbre] Eh ¿te importa abrir?
Paula.
Buenas noches.
Macarena y Teresa lo han preparado todo pa' que podamos hablar tranquilas.
Pasa.
¿Te quieres sentar?
He pensado mucho si debía venir a verte.
Y lo siento si el otro día fui muy dura contigo.
Estabas en todo tu derecho.
¿Por qué no me lo dijiste?
Si te avisaba, tú también habrías salido huyendo, y no me pareció justo.
La amenaza era contra mí, era suficiente con que yo me marchase.
¿Y cómo estás?
No ha sido fácil, pero poco a poco he ido rehaciendo mi vida.
Te envidio.
Envidio tu capacidad de seguir adelante.
-No me ha quedado otra.
-Yo no he podido, ¿sabes?
Me hiciste creer que nada de lo que tuvimos era real, que las palabras, los besos, los momentos no existieron.
Yo no lo he olvidado, nunca lo olvidaré.
Ya, pero yo no puedo vivir solo con eso.
Te perdí dos veces, Ángela.
Una el día en que te fuiste y otra el día en que me levanté por la mañana y me di cuenta que se me olvidaba tu cara.
Quería recordarte y no era capaz, ¿y quieres saber cuándo dejé de pintar?
Fue justo ahí, cuando me di cuenta que ya no podía pintarte a ti.
-Paula.
-Así que me alegro mucho que hayas rehecho tu vida.
Ojalá yo hubiera podido, te lo digo de verdad.
[suena música melancólica] [Luisa] ¿Manuela?
¿Qué haces aquí todavía?
Nada.
Luisa, ¿tú recuerdas cuando Carmen se fue de la academia?
Sí, se la llevaron sus padres a Madrid, a trabajar, creo.
Y ahora que lo dices, fue un poco extraño.
Se la llevaron de la noche a la mañana.
¿Por qué lo preguntas?
Por nada, porque, porque a veces, por querer hacer el bien, acabas provocando algo peor.
-Buenas noches, Luisa.
-Buenas noches.
Tenía que haber venido antes, o haberte escrito.
Ángela, ya está, ¿eh?
Lo siento si antes he sido injusta contigo.
¿Y cómo le vas a poner?
-Isabel.
-¿Isabel?
Bueno, ¿y si es niño?
Lo siento, pero no pienso traer más varones al mundo.
Ay.
Se ha movido.
¿No es precioso sentir algo así?
Dar vida.
Y luego dejarla marchar.
Tú también creabas vida.
Y puedes volver a hacerlo.
Píntame.
-No.
-Ahora estamos solas tú y yo.
Ángela... Ángela, no es buena idea.
Espera, mira.
Esto puede servir.
Por favor, hazlo por mí.
Ángela, que de verdad que estoy bien.
No te tomes al pie de la letra lo que te he dicho antes.
Nadie me ve como lo haces tú.
[risa] Muy bien.
Ponte cómoda.
[suena música emotiva] [golpes en la puerta] Adelante.
-Hola.
-[Carmen] Hola.
Acabo de hablar con María Jesús.
He decidido que compita mañana.
Tendrá una sanción, y me ha prometido que no va a haber más problemas, pero, la verdad es que creo que se lo merecía.
Gracias.
Se habrá puesto muy contenta.
Sí.
Carmen.
Yo no tenía ni idea de lo que provoqué, ni lo doloroso que fue para ti, es que no lo sabía.
Igual me confundí y debería haberte apoyado, pero es que yo me asusté porque pensé que te podía pasar algo.
Pero lo que no entiendo es por qué nunca me lo dijiste.
¿Por qué no hablamos de esto en su día?
No lo sé, no lo sé.
Estaba enfadada.
Contigo, con tu madre, con mis padres.
Con la vida en general.
De un plumazo perdí todos mis sueños, Manuela.
Y no he vuelto a tener ilusión por nada en la vida.
Carmen, no digas eso.
Eso no es verdad.
¿Tú te has visto con María Jesús?
Ha ganado muchísima confianza.
Y el resto de las alumnas, que no querían oír hablar de deporte, y míralas ahora, se quejan un poquito menos.
-No ha sido fácil.
-Claro que no, ya lo sé.
Pero todo eso lo has conseguido tú, y creo que podemos conseguir mucho más juntas.
Ahora formas parte de la academia, Carmen.
Te necesitamos.
Y el sueño que tenemos todas de cambiar las cosas y de luchar por nuestros derechos, también es tu sueño.
No quiero que, que volvamos a distanciarnos por no hablar las cosas, no quiero.
Yo tampoco.
Podemos hacerlo mejor.
Sí.
[Ramón] Buenos días, doña Carmen.
¿A dónde va tan temprano, si hoy es el gran día?
Tengo cosas que hacer, pero volveré a tiempo.
[campanadas] [Ángela] ¿Has pasado la noche en vela?
Estoy inspirada.
Se ha hecho tarde.
¿Y no podemos quedarnos un poco más?
¿Cuándo vamos a volver a tener esto?
Esta ya me la has comprado dos veces.
Que no, que no puede ser.
Gracias, Tomás.
Se supone que volvemos a ser amigos, ¿no?
Pues a los amigos no hace falta darles las gracias.
Pero todas las veces que hemos intentado ser amigos no lo hemos conseguido.
[suena música emotiva] [golpes en la puerta] Flavia... Quiero hablar con mi esposa, a solas.
[suena música de tensión] Se acabó.
No me vas a tolerar más.
Recoge tus cosas, nos vamos ahora mismo.
Yo me quedo.
¿Qué has dicho?
Que no me voy a ir contigo.
Voy a seguir estudiando y voy a ser abogada.
¿Sabes para qué?
Para que el día de mañana, ninguna mujer tenga que pasar el infierno que he pasado yo.
Sé que has vivido un momento duro y te lo voy a pasar por alto, pero no me hagas insistir.
Es que no te quiero.
Nunca te he querido ni lo voy a hacer.
Al igual que no quise un hijo tuyo.
No fue natural.
-Eso no es verdad.
-Desgraciadamente, sí.
Se acabó, te vienes conmigo aunque sea a rastras.
¿Qué haces?
i¡Que me haces daño!
i¡No me lo pongas más difícil!
i¡Que me dejes!
i¡Eh!
No te acerques.
¿Os creéis muy afortunados, no?
Creéis que estáis enamorados y que el mundo va a ser vuestro.
Pero eres mi mujer, Flavia, y lo que has hecho es delito.
Así que si no es hoy, será mañana, pero vendré a por ti.
[suena música de tensión] [grito] [suena música de tensión] ¿Pero al final va a competir?
Eso parece.
Mucha suerte, María Jesús.
Pase lo que pase, estamos orgullosas de ti.
Gracias.
¿Y doña Carmen?
No puedo empezar sin ella.
Ha dicho Ramón que ha salido esta mañana, pero seguro que está al llegar.
Es que me dijo que me iba a dejar su dedalera.
¿Y la necesitas para tirar?
No.
Pero me iba a dar suerte.
[suena música melancólica] THANKS FOR ANOTHER WONDERFUL NIGHT, MARTÍN Doña Carmen.
¿Y su padre?
Mi padre me ha pedido que la reciba yo.
No, no, necesito hablar con él, es urgente.
-¿No quiere un café?
-¿Qué no ha entendido exactamente de "necesito hablar con él, -es urgente"?
-Mi padre me ha pedido que le dé las gracias por todo lo que ha hecho por nosotros.
Que me reciba él ahora mismo.
Voy a paralizarlo todo.
Usted no tiene capacidad de paralizar nada.
Y no olvide que tiene mucho que perder.
Buenos días.
Acordaros, espalda recta, cabeza alineada con el arco y abrís bien de espalda.
i¡Vamos, María Jesús, estamos contigo!
i¡Dales su merecido!
¿Ángela no debería estar aquí?
Le ha surgido un imprevisto.
Nada grave, supongo.
Nada, no, no, está bien, tranquila.
[suena música de esperanza] Creo que son los mejores que has hecho.
-Gracias.
-No.
Gracias a ti.
Y a Macarena y a Teresa, por la complicidad.
Ahora, ¿nos decimos adiós sin más?
Supongo.
¿Y sino lo hacemos?
Tú tienes que volver a Madrid.
Sí, pero ¿y si nos despedimos como si fuéramos a vernos luego?
Esta noche.
Y si fingimos que esta es nuestra vida, que todos los días nos despertamos en una misma cama y nos vamos juntas al trabajo, ¿te imaginas?
Pasearíamos por el puente de Triana sin escondernos, sin hacer ver que solo somos amigas.
Le gritaríamos al mundo que estamos enamoradas, que nos sentimos vivas, y que hemos tenido la inmensa suerte de encontrarnos.
Podríamos ser libres, sin miedo a que nos juzguen, a que nos agredan, o a que nos encierren.
Seríamos felices.
Algún día.
Algún día.
Te veo esta noche, mi amor.
[suena música emotiva] [profesor] Arqueros, prevenidos.
[silbato] [suena música de tensión] i¡Bravo, María Jesús!
Si es que es la mejor, ¿eh?
Habrá sido suerte.
Arqueros, prevenidos.
[silbato] [suena música de tensión] [Macarena] i¡Bravo, María Jesús!
[aplausos] ¿Eso también ha sido suerte?
[profesor] i¡Última flecha!
Reconozco que haz llegado lejos, pero no vas ganar, lo sabes.
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
Perdón.
A lo mejor ya he ganado.
[profesor] Arqueros... [silbato] [suena música de tensión] Virgencita del Socorro, por favor, que lo consiga.
Venga, María Jesús, tú lo puedes conseguir.
[suena música de tensión] [suena música melancólica] Se merecía ganar.
Bueno, lo que ha conseguido es mucho más importante que cualquier trofeo.
Venga.
Vamos.
Vamos.
i¡María Jesús!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
i¡María Jesús, ganadora!
[suena música alegre] No ha estado mal, para ser una niña.
Y tú tampoco, para ser un idiota.
Hombre, hay que reconocer que lo de la lana, estuvo gracioso.
¿Esa es tu manera de pedir perdón?
No, para eso mejor, os invitamos a merendar.
Bueno, eso es otra cosa, pero cada uno se paga lo suyo.
Mira, señoritas, no lo sé, pero cabezotas sois un rato.
[Carmen] Manuela, tenemos que hablar.
¿Podemos ir al despacho un momento?
No, estamos bien aquí.
-¿Por qué lo has hecho, Carmen?
-¿El qué?
¿Por lo que hablamos ayer?
¿Porque me culpas de que tu vida no fue lo que esperabas?
Desde luego no ha sido lo que esperaba, no.
¿Y tu venganza ha sido acostarte con Martín?
¿Cómo has podido hacerme esto?
Lo siento.
No lo entiendo, Carmen.
Te he contado todos los detalles de mi relación con Martín.
Me has visto sufrir muchísimo, ¿y te ibas por las noches a su hotel?
De todas formas, se acabó.
Él sigue enamorado de ti.
Pero que esto no tiene que ver con él.
Tiene que ver con nosotras, con nuestra amistad.
No me des lecciones de amistad, Manuela.
¿Qué estás diciendo, Carmen?
Que hubiera sido bonito que vinieras a verme a Madrid cuando te necesitaba.
Era una niña, Carmen, no sé, no podía, estaba estudiando.
Cosa que yo no pude hacerlo.
¿Es que no podemos pasar página de verdad?
¿Pasar página cómo?
Sino tenía absolutamente nada, i¡me quedé sin nada!
¿Qué hacéis aquí?
¿A qué has venido?
¿Por qué has vuelto si tanto me odias?
¿Para hacerme daño?
Quiero que te vayas, Carmen.
Recoge tus cosas y vete, por favor.
Dile a María Jesús que lo siento, gracias.
¿Qué ha pasado?
[padre] No, no, no, gracias.
No, no, gracias de verdad, por acelerar los trámites.
Un placer contar con amigos como usted, Sr. alcalde.
Dé recuerdos a su señora.
Gracias, gracias.
Adiós, adiós, adiós.
¿Y ahora qué, padre?
Ahora a esperar que se haga efectivo.
Paciencia.
Dentro de poco la academia para señoritas será nuestra.
Te has propuesto hundir esta institución y no vas a parar hasta conseguirlo.
-Luisa.
-Sí.
[Manuela] Tienes visita.
Arcadio, Arcadio, hijo.
No voy a volver con Enrique.
Lo tengo decidido.
[campanadas] -¿Qué ha pasado?
-Fuego, hay que desalojar.
i¡Ir saliendo, rápido!
Le presento a Catalina, mi prometida.
Su hijo me ha hablado muchísimo de ustedes.
Hago todo lo que queráis, pero, por favor, no, no digáis nada.
Escúchame, Margarita, tu novio es un loco y es peligroso, así que doña Manuela tiene que saberlo.
[Margarita] i¡Eso no es verdad!
No nos podemos olvidar de que interrumpir un embarazo es delito.
Y de que como la denuncie, puede ir a la cárcel entre cuatro y seis años.
Yo ahora mismo no estoy capacitada ni para garantizar la seguridad de las niñas ni de nadie.
-Luisa.
-[llorando] No... Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
¿Y Roberta?
Yo estoy enamorado de ti, Flavia, y siempre lo he estado.
¿Te he enseñado ya el anillo de pedida?
[Teresa] Queríamos hablarle de la opción de nulidad matrimonial.
Nuestras familias llegaron a un acuerdo que no vamos a romper.
Ellos no saben lo que ha hecho, y por el bien de Flavia, es mejor que no se enteren.
Da igual en cuántos libros busques.
Apenas se sabe nada sobre enfermedades mentales y nadie parece reconocer que le podría pasar a cualquiera.
[Arcadio] He venido hasta Sevilla a casarme pa' estar cerca de usted.
[Luisa] ¿Y con qué dinero piensas organizar esa boda?
¿Con el que le vas a robar a esa pobre infeliz?
[Manuela] ¿Don Enrique?
[Enrique] Vengo a por mi mujer.
-Mire abajo, usted y yo arriba.
-Luisa.
[Luisa] ¿Cómo te has atrevido a presentarte aquí?
Vete, o llamo a la policía.
[hombre] Nunca he querido esa academia.
Representa todo lo que yo ni mi socio queremos para esta ciudad.
¿Doña Manuela Martín?
Sí, soy yo.
He venido a entregarle una notificación judicial.
¿Cómo?
Voy a cerrarla para siempre.
[suena música dramática] ♪ "La Otra Mirada" is available with PBS Passport.
Go to pbs.org/ getpassport.
Also available by subscription to the PBS "Masterpiece" Prime video channel on Amazon.
♪