Next from Walter Presents on PBS, "La Otra Mirada" The following program contains content which may not be suitable for all audiences.
Viewer discretion is advised.
This program was made possible in part by contributions to your PBS station from viewers like you.
Thank you.
Es muy normal que tengamos miedo, y yo os animo a que saltéis.
Y no os preocupéis, porque, si caéis al vacío, las demás habremos tejido una red para sujetaros.
Tontas, es que os quiero tanto.
Y yo sé que todas me queréis a mí.
[Música] Enrique: ¿No vas a cogerlo?
Enrique, que esto no lo hago por el dinero, lo hago por Flavia.
Nunca me mirará como te mira a ti, pero, al menos, le ayudaré a ser la mujer que quiere ser.
Eso espero, Enrique, porque, como le hagas una desgraciada, volveré a por ti.
"Ignoramos nuestra verdadera altura hasta que nos ponemos en pie".
Es una de mis citas favoritas.
Me lo regaló mi padre.
Si mi padre le hizo perder mucho dinero al de Roberta, no sé, quizá, pudo ser un ajuste de cuentas.
"Mujer española sospechosa del asesinato del embajador en Portugal".
Lo que me gustaría saber es por qué no se despeja usted de ella.
Yo solo quiero ayudarla y protegerla.
A lo mejor, soy yo la que debería protegerla de usted, una desconocida que aparece de la noche a la mañana y que al día siguiente está en todos los periódicos acusada de asesinato.
Yo lo maté, pero alguien me pagó para hacerlo.
Tu padre y María Antonia fueron amantes hace muchos años, y han tenido una hija.
Teresa Blanco Sánchez, queda detenida por el asesinato del embajador don Isidro Quintanilla Gallegos.
¿Cómo?
Se están equivocando.
[Música] [Música] [Música] [Suena bocina de barco] [Suena silbidos] [Suenan murmullos] [Música] [Música] ¿Quiere que le ayude?
!¡Frescas!
[Suenan murmullos] [Música] !¡Ey!
¿Son verdad los rumores que circulan sobre ti?
Dicen que sois una mujer.
No, señor, claro que yo no soy una mujer.
Quítate la ropa.
Señor, le estoy diciendo que yo no soy ninguna mujer.
¿Te la quito yo?
[Música] [Música] [Ríe] Vaya, varón, qué curvas únicas tienes.
Además de salvaje, sois una mentirosa.
¿No dices nada?
Habrá que hablarte en tu idioma.
[Todos hablan a la vez] - !¡Cogedla!
- !¡Sinvergüenza!
¿Qué pasa?
!¡Cuidado!
[Suenan murmullos] [Música] !¡Mira para dónde vas!
[Música] ¿Qué ha pasado?
[Música] [Música] [BIP].
[Música] [Jadea] [Música] [Suena tema musical] [Música] [Música] Bueno, pues, como ven, la formación es la base de nuestra academia, por supuesto, pero, además, cuando mi madre fundó la institución, lo hizo para crear también un espacio de debate y de convivencia, y estamos bastante contentas, porque yo creo que lo estamos consiguiendo.
Supongo que no se referirá al incidente con la familia Peralta.
De lo que se trata, y estarán ustedes de acuerdo, es de mirar hacia el futuro, ¿verdad, hija?
Por supuesto.
De hecho, este año contamos con varias novedades, entre ellas, un laboratorio.
Quién sabe si de aquí saldrá la nueva Marie Curie.
Si quieren, se los puedo enseñar.
[Suena puerta que se abre] Buenos días, doña Luisa.
Buenos días, Vicente.
Parece que hay mucho movimiento por aquí hoy.
Los inversores están de visita.
Entonces, no la entretengo.
El correo.
Gracias.
Que pase buen día.
[Suena puerta que se abre y se cierra] Buenos días.
Luisa.
Les agradecemos muchísimo su visita, esperamos noticias.
Le daremos una respuesta en los próximos días.
Muy bien, gracias.
Gracias, y buenos días.
[Suena puerta que se abre y se cierra] Yo creo que ha ido bien, ¿no?
No ha ido mal.
Madre, podríamos hacer tantas cosas con ese dinero.
¿Se imagina?
¿Se imagina poder llevar a las niñas a...?
No sé, a París, o a Roma.
Paso a paso, hija.
Cada batalla a su tiempo.
Lo sé.
Hablando de eso, mañana llega la nueva administradora.
¿Cómo?
Me lo prometiste.
Lo sé, madre, pero me habría gustado elegirla a mí.
No te preocupes, estoy segura que será de tu agrado.
¿Y se puede saber por qué te has pasado toda la mañana mirando el reloj?
!¡No!
[Música] [Música] [Suena claxon] No me lo puedo creer.
Ni yo tampoco.
¿Cómo estás, preciosa?
Preciosa.
[Ríe] Ven.
Te he echado tanto de menos.
Y yo a ti.
[Solloza] A todas.
Sácame de aquí antes de que se arrepientan.
Vamos, sube al coche.
[Suena motor que enciende] [Música] Y Luisa, desde que ha vuelto de vacaciones, está... No sé, está muy relajada.
Se queja menos.
Un poquito menos, sí.
[Ríe] Estamos todas bien.
Echamos de menos a Ángela, pero estamos bien.
No hubiese gustado despedirme.
A ella también.
Te dejó una carta antes de irse.
¿Tú cómo estás?
No ha sido fácil.
Me imagino.
Bueno, lo importante es que ya estás aquí, y que los culpables están donde tienen que estar.
¿Cómo está Roberta?
Me tiene preocupada, la verdad que... No sé qué se le tiene que estar pasando por la cabeza.
No tiene que ser nada fácil asumir que tu madre es una asesina.
[Música] ¿Tú dudaste de mí?
Claro que no, Teresa.
En ningún momento.
Jamás.
Las niñas están deseando que vuelvas.
He estado dando yo las clases mientras tú no estabas, pero, claro, no es lo mismo, y te echan mucho de menos.
Y tenemos muchas ganas de que veas el laboratorio, y he estado pensando que podríamos... Manuela, no voy a volver.
¿Por qué?
Teresa, la academia es tu casa, estamos deseando que vuelvas.
Todo este tiempo, he estado entre las mismas cuatro paredes... Y creo que necesito... No sé, pasear, leer, estar tranquila.
Pero lo puedes hacer igualmente con nosotras.
Te podemos ayudar con lo que necesites, te podemos liberar de tareas.
Te agradezco mucho, Manuela... Pero es que no me siento preparada.
Lo siento.
Me hacía mucha ilusión tenerte con nosotras otra vez, pero te entiendo.
Me voy a quedar en la pensión Santa Eulalia.
¿Me puedes mandar la ropa, y el correo, y...?
Claro.
Sabes que estoy aquí para lo que necesites, ¿verdad?
Sí.
[Suspira] [Suspira] Con la guerra que me dio, y las ganas que tengo de verla.
!¡Vengan, chicas!
!¡A su sitio, que ya es la hora!
!¡Corran, vengan, rápido, rápido!
[Todas hablan a la vez] María Jesús, que está al revés.
Perdón, los nervios.
"Bienve...".
¿Dónde está la N que falta?
¿Dónde está la N?
[Suenan murmullos] ¿Dónde está?
[Música] [Música] ¿Qué tal estoy?
Si no estoy lindo, no me digas nada.
Mejor, no me digas nada.
Esa maestra debe gustarte mucho, porque vaya "apestazo" a colonia.
[Música] ¿Te quieres calmar, Ramón?
Ni que fueras a casarte.
Casarme, no sé, doña Luisa, pero el corazón me va pal bulerías.
[Ríe] Ay, !¡que ya vienen!
[Suenan murmullos] [Suena motor que se detiene] ¿Y Teresa?
Teresa necesita descansar, pero vendrá, ¿de acuerdo?
Tranquilas.
A la clase, vamos.
¿La has visto?
¿Está bien?
Sí, Ramón, está bien.
¿Cuándo va a volver?
¿Dónde está?
Ramón, por favor, estoy segura de que Teresa está deseando verte, pero necesita descansar.
Paciencia, ¿de acuerdo?
[Suspira] Es que no entiendo nada.
¿Por qué no ha venido?
Porque tendría cosas que hacer.
¿Cosas como qué, a ver?
¿Yo qué sé, Margarita?
Hacer papeles, cortarse el pelo, no sé.
Claro que tengo ganas de verte, es que tengo mucho que estudiar este fin de semana.
Es mejor que me quede aquí.
¿No te importa?
Sí, yo también te quiero.
Un beso.
¿Enrique otra vez?
Te llama todos los días.
¿Qué pasa, te da envidia?
No.
A mí, sí, ojalá tuviese un novio tan atento.
No ha venido.
Pero, bueno, doña Manuela dice que vendrá.
¿Tú crees que vendrá?
Oye, ¿por qué no has bajado?
¿No tienes ganas de verla?
¿Y ella?
¿Tendrá ganas de verme a mí?
Claro que sí, no digas tonterías.
Roberta, tú no hiciste nada malo.
Candela, la arrestaron por mi culpa.
Bueno, porque fue todo muy raro, tú no sabías la verdad, y eso Teresa lo entenderá.
Bueno, ya está, no quiero volver a hablar del tema, estoy bien.
Roberta, lo que haya hecho tu madre no es culpa tuya.
Te estoy diciendo que no quiero volver a hablar del tema.
¿Me puedes dejar en paz, por favor?
Sí.
[Música] [Suenan campanadas] [Suenan murmullos] ¿Una flor, caballero?
No.
¿Una flor, señora?
No, gracias.
Huela, señora, son frescas, señora-- He dicho que no, gracias.
!¡Ey!
¿Dónde te crees que vas?
Suéltame.
¿Le ha robado, señora?
¿Quiere que llame a los guardias?
No, solo quería una flor.
Mírese bien, no son todos ladrones.
He dicho que tengo todo, y que la suelte.
Su flor, señora, se la regalo.
Florista... Creo que tienes algo mío.
Todavía no me has dicho cómo te llamas.
Inés.
Yo soy Teresa.
¿Cuánto tiempo llevas en la calle?
Desde pequeña.
¿Tus padres?
No tengo.
¿Tienes hambre?
Muchas gracias.
En vez de denunciarme, me ayuda, y ahora quiere comprarme comida.
Lo siento, pero, lo que usted quiere, yo no lo hago.
[Ríe] ¿Crees que estoy ayudándote a cambio de sexo?
Y, si no es eso, ¿a cambio de qué?
No siempre hay algo a cambio, Inés.
Siempre lo hay.
[Suspira] Aunque no lo creas, tú y yo nos parecemos un poco.
¿En qué?
En cosas importantes.
Si me quieres ayudar, dame dinero.
[Ríe] No.
Te voy a dar algo mejor.
[Música] Es una locura, no puedes meterla en la academia.
¿Y qué hacemos, dejarla en la calle?
Podemos darle ropa, comida, o algo de... Soluciones a corto plazo.
Vamos a ver, supongamos que ingresa a la academia, ¿vamos a valorar por un momento qué consecuencias tendría?
Las que te imagines.
Las alumnas no la van a aceptar, y los padres, aun menos.
Va a ser un escándalo.
Escándalo sería mirar para otro lado.
Piénsatelo, por favor, justo ahora, que la academia empieza a remontar.
El curso pasado ya fue muy complicado.
Igual, lo sabemos mejor que tú, porque resulta que estábamos allí.
Teresa, ahora, no.
No conocemos a esa niña, no sabemos de dónde viene, y lo más seguro es que sea una delincuente.
[Música] Ya verás cómo vas a aprender muchas cosas y te vas a llevar muy bien con tus compañeras.
Al principio, es verdad que, igual, les cuesta un poquito, pero, en el fondo, son buenas chicas.
Ven.
[Música] Esta va a ser tu habitación, de momento.
Y mañana vengo temprano y te presento a tus compañeras, ¿de acuerdo?
Me ha dicho Teresa que sabes leer y escribir.
Un poco, señora.
Aprendí en el hospicio.
No soy tu señora, Inés.
No me llames "señora".
Soy la directora, Manuela, "doña Manuela" para las alumnas.
Tómate unos días para adaptarte y, cuando sientas que estás preparada, empezamos con las clases.
¿Quieres que me quede?
No, estoy bien.
Seño... Doña Manuela... ¿Sí?
Su marido lleva razón, esto no va a salir bien.
Ya verás cómo sí.
[Música] [Jadea] [Música] [Música] "Querida Teresa, sé que atraviesas momentos difíciles... Pero también que todo se resolverá... Ángela: Y pronto estarás en libertad, ojalá sea antes de que me marche.
Me incorporo a un colegio en Madrid y empiezo una nueva etapa.
El día de tu detención, recibí una amenaza.
No podía ponerme en peligro, ni a mí ni a mis hijos... Ni a Paula y Macarena.
Por eso le pedí a David que nos fuésemos de Sevilla, y ahora tengo que pedirte a ti que, en cuanto regreses, cuides de todas las maestras y alumnas en mi ausencia... Sobre todo, de Macarena.
Quiero darte las gracias por enseñarme a no tener miedo, aunque fuese por poco tiempo.
Por favor, nunca pierdas la energía y libertad que nos trajiste.
Sé que lucharás con la fuerza que yo no he tenido.
Te quiere, Ángela".
[Música] [Música] [Solloza] [Música] [Música] [Suena canto de aves] [Enciende el gramófono] [Suena música jazz] [Música] ¿Qué es eso?
¿Ha vuelto Teresa?
!¡Vamos!
[Suena música jazz] !¡Chicas, que ha vuelto Teresa!
!¡Vamos, está en su habitación!
!¡Vamos, que ha vuelto Teresa!
[Suena música jazz] !¡Teresa!
[Grita] [Suena música jazz] [Suspira] Solo pido paciencia, ¿de acuerdo?
Ahora, cuando llegue el resto de maestras, lo hablamos todo.
Luisa.
Manuela, ¿se puede saber cuándo pensabas contárnoslo?
Están las niñas ahí fuera montando el belén, y no es para menos.
Supongo que esa chica no se ha colado aquí solita, ¿no?
Esa chica se llama Inés y, tras meditarlo mucho, he tomado la decisión de que se incorpore en la academia con una beca.
¿Una beca?
¿Para estudiar aquí, con las demás?
Pero ¿cómo va a estudiar aquí una chica...?
Una chica negra.
Negra.
Dilo, por favor, negra.
Negra o morada, es un disparate.
Este no es su lugar.
¿Cómo?
Si de verdad consideras que en esta academia no hay sitio para una chica como Inés, tal vez, la que esté desubicada aquí seas tú.
Señoras, vamos a calmarnos, por favor, que bastante revuelto está el río ya.
Vamos a ver, esa niña, como cualquier otra, merece una educación, eso no hay quien lo discuta, pero esto va a traer consecuencias, Manuela.
¿Qué van a pensar los inversores?
A tu madre le ha costado muchísimo trabajo convencerles de que este centro merece su dinero.
Sí, lo sé, Luisa, ¿te crees que no lo he pensado?
Pero ¿qué vamos a hacer?
Esa niña necesita nuestra ayuda, y es nuestro deber como maestras y como personas dársela.
¿O qué pasa, que en esta academia solo luchamos por los derechos de algunas mujeres?
Sí, es que el idealismo está muy bien, pero, sin esa inversión, no podremos ayudar ni a Inés ni a ninguna.
Eres consciente de eso, ¿no?
La decisión está tomada.
Ojalá no te equivoques, por el bien de todas.
¿En serio va a estudiar aquí con nosotras?
¿Por qué no?
Si ella quiere... No sé, es que es raro, Macarena.
Yo es la primera vez que veo una morena, que no sea en los libros y eso, claro.
En mi casa trabajaba una, pero no me dejaban hablar con ella.
Buenos días.
¿Nos sentamos, por favor?
Os presento a Inés, vuestra nueva compañera.
Sé que haréis todo lo posible por que se sienta como en casa.
Y ella lo hará también, ¿verdad?
¿De dónde es?
Yo, de Sevilla.
¿Y tú?
[Suenan risas y murmullos] De Sevilla también, de toda la vida, pero se ve que no frecuentamos los mismos ambientes.
¿De qué escuela vienes?
Es que es muy raro que te cambien con el curso ya empezado.
No vengo de ninguna escuela, pero sé mucho más que todas vosotras.
[Suenan murmullos y risas] Manuela: !¡Silencio!
Pensé que habíamos dicho que íbamos a poner de nuestra parte.
¿Alguna pregunta más?
¿Dónde va a dormir?
Porque están todas las habitaciones ocupadas.
No, me niego, vamos, es que rotundamente no.
Yo cumplo órdenes, señorita, ni pincho ni corto.
A lo mejor, ella está acostumbrada a hacinarse, pero yo necesito mi espacio.
Todas lo necesitamos, Inés también.
Necesito hablar un momento con Roberta, por favor, Margarita.
¿Y con mi padre ya ha hablado usted?
Estaré encantada de atenderle, como siempre.
[Suena puerta que se cierra] ¿No había otro sitio?
No.
Os acostumbraréis.
[Suspira] ¿Sabes qué es una mentora, Roberta?
No.
Es alguien que hace de guía para una alumna nueva, que le enseña el espacio, le ayuda a conocer a sus compañeras, y yo quiero que tú seas la mentora de Inés.
¿Y yo por qué?
Porque nadie mejor que tú sabe lo importante que es sentirse acompañada en momentos difíciles.
[Llaman a la puerta] [Suena puerta que se abre] Doña Manuela, una mujer la espera en su despacho.
Gracias, Roberta.
¿Gracias por qué?
Por ser la más tonta de todo Sevilla, por eso.
Buenos días.
Disculpe el retraso-- Tienes muchos talentos, Manuela... Pero la puntualidad nunca fue uno de ellos.
!¡Carmen!
Pero ¿qué haces aquí?
¿No me vas a dar un abrazo?
[Ríe] Pero !¡cuánto tiempo!
Estás igual de "larguirucha", igual.
Y tú, igual que la primera comunión, la misma carita.
Bueno... Perdóname, que pensaba que eras la nueva administradora que tenía que venir.
No.
No me lo puedo creer.
Y que advierto que tengo fama de dura.
¿Te ha llamado mi madre?
Claro.
Me ha dicho que tenías esto manga por hombro, así que, aquí estoy.
Ya sabes que le encanta exagerar.
Siempre fuiste su ojito derecho, siempre.
Bueno, ¿y qué?
¿Qué tal por aquí?
Por cierto, ¿quién está en nuestra habitación ahora?
Bueno, está de lo más concurrida.
Pero, ven, que te quiero enseñar una cosa.
[Susurra] Oye, a lo mejor, sus antepasados vinieron en un barco para esclavos.
O, igual, nació de un cocotero.
De verdad, Candela.
¿Habéis visto sus cicatrices?
Dan un poco de miedo.
Es imposible que coja el nivel, mi padre dice que los morenos son menos inteligentes, y por eso solo hacen trabajos de llevar cosas de un lado al otro.
Ramón también hace eso, y él no es dizque tonto.
Es verdad.
Bueno, bueno, ¿y ese pelo?
¿Cómo metéis un peine sin perderlo?
[Suenan risas] [Golpea las palmas] A ver, señoritas, ¿está siendo mi clase un obstáculo para vuestra charla?
Ya sé que estáis inquietas, pero os voy a pedir un esfuerzo, porque la clase tiene que continuar.
Doña Luisa.
Dime, María Jesús.
¿Usted qué opina de todo esto?
Lo que yo opine es personal.
En todo caso, ya se lo he comunicado a la dirección.
[Música] Los tiempos están cambiando.
Bienvenidas al siglo XX, señoritas.
"Cada flecha...".
"Un reto".
Aún te acuerdas.
Como si fuera ayer.
¿Sigues llenando vitrinas?
No, solo libros de cuentas ahora.
Ya no soy una niña.
Bueno, ¿tú qué?
¿Qué tal con Martín?
¿Tenéis hijos?
No.
No se han dado las circunstancias, pero está todo bien.
Manuela, que te conozco.
Sí, es verdad que hemos pasado una racha complicada, pero... Pero las cosas ya están mejor.
Mira quién está aquí.
¿Carmen?
Doña Luisa.
!¡Carmen!
Pero qué alegría.
Luisa, te presento a nuestra nueva administradora y profesora de educación física.
- ¿Qué?
- ¿Educación física?
Ajá, llevaba tiempo queriendo incluir el deporte en mi plan de estudios, así que qué mejor manera de empezar contigo.
Es que no sé si me dará tiempo... Bueno, yo solo te pido que lo pienses.
¿De acuerdo?
Mañana te vienes a cenar a casa y me dices que sí.
[Ríe] ¿Y si no vuelve?
Teresa conoce a medio mundo, ¿por qué iba a quedarse en Sevilla?
Yo he visto a una mujer saliendo del despacho de Doña Manuela, - a lo mejor es una sustituta.
- Estáis un poco pesaditas con el tema, ¿no?
Bueno, la que faltaba.
Dice la directora que tengo que ir contigo.
Y que sepas que a mí tampoco me hace ninguna gracia.
- A ver, os presento, Inés... - Te lo puedes ahorrar.
- No me interesa conoceros... - Bueno, ¿por qué...?
Pues porque ya las conozco.
!¡Perfectamente!
He servido en todas vuestras casas.
En la mía no.
Conozco a vuestros padres, a vuestras madres, a vuestros amigos... sois todas niñas mimadas y consentidas, y no os interesa nadie más que vosotras... - ¿Y tú cómo sabes eso?
- ¿Y tú?
¿Qué sabes tú de los que están a tu servicio?
!¡Nada!
Solo tenéis que tocar una campanita pa satisfacer cualquier capricho.
[Canto de pájaros] Así que, nada.
Si me necesitáis... [Música] Manuela: Le aseguro que... que la presencia de esta nueva alumna no va a afectar a la educación de su hija.
Es más, creo que podría ser hasta beneficioso.
Muy bien, bueno, le... le pido, por favor, que recapacite, creo que podría ser una buena oportunidad... Si vas a decir "Te lo dije", dilo ya y nos lo quitamos de encima, Luisa.
Manuela, ¿tú estás segura de esto?
La decisión está tomada.
Sí, ya lo sé, ya lo has dicho.
Pero no has respondido a mi pregunta.
Pues, no, no estoy segura.
Los padres no paran de llamar, las alumnas están nerviosísimas, así que no estoy segura, por supuesto.
Pero ¿qué iba a hacer?
¿Dejarla en la calle...?
!¡No, no, claro que no!
Pero... imagino que... que tú habrás pensado en algún plan o alguna solución... Pues, ganar tiempo supongo.
Y esperar a que los ánimos se calmen, no sé.
En cuanto a eso, tengo mis dudas.
!¡Flavia, el correo!
El tuyo, sin remite.
¿De quién es?
- ¿Eh, Flavia?
- Eh... de mi primo en Madrid.
¿Qué tal, está bien?
Sí, sí, sí, muy bien.
[Canto de pájaros] [Graznidos] Un poco tarde, ¿no?
Lo siento.
Me abandonaste.
Te estuve esperando durante horas.
Flavia, te he echado mucho de menos.
[Graznidos] Soy una mujer casada.
Creí que era lo mejor para ti.
Y para tu futuro.
Pero después de este tiempo, está claro que me equivoqué.
Te equivocaste decidiendo por mí, pero, bueno, es que es la historia de mi vida, ¿no?
Nadie me pregunta, pero todo el mundo sabe qué es - lo mejor para mí.
- Tienes razón, y lo siento.
He vuelto porque quiero estar contigo.
Pues es tarde... Enrique me hace feliz.
Me gusta mi vida.
Así que, por una vez, respeta mi decisión.
Tomás... espero que seas muy feliz.
[Canto de pájaros] 12 pasos.
[Pasos] Y eso es lo máximo que puedes andar en círculo.
Gracias por venir.
No me des las gracias.
He venido por mí.
Quería verte aquí.
Ahí... por haber matado al padre de tu hija.
Que era el mío.
Por haber intentado matar a la hermana de tu hija.
Que soy yo.
Y por haberme hecho pasar aquí... cinco meses... contando los pasos.
Pronto sabrás lo que es esto.
Lo has hecho muy bien.
Tu hija puede estar orgullosa.
¿Qué habrías hecho tú para proteger a una hija, Teresa?
[Ríe] ¿Para proteger a una hija?
Yo no soy una asesina.
No... Pero fuiste una madre para Roberta.
Lo que yo no... no supe ser.
Por eso tienes que hacerte cargo de ella, - porque mi marido... - No se te ocurra pedirme nada.
!¡Es tu hermana!
Eres lo único que tiene.
[Solloza] No puedes dejarla sola, te lo pido por favor.
Tú sabes lo que es crecer sin una familia.
¿De verdad quieres eso para ella?
No haberlo pensado antes.
Teresa, !¡Teresa, te lo pido por favor!
!¡Ella no tiene la culpa de nada, Teresa!
[Llora] [Suspira] Señorita mentora, ¿podría enseñarle a su pupila cómo utilizar una cama?
¿Mm?
Que parece que no está acostumbrada.
Te callas o te comes la almohada.
¿Os tengo también que oír en sueños?
Estaba ya casi dormida.
- Pero ¿qué haces?
- Dormir en el suelo.
No me gusta esta cama.
El problema no es de la cama, el problema es que los salvajes duermen al raso.
!¡Ah!
Se acabó, !¡le voy a decir a Doña Luisa que eres un animal!
!¡No!
!¡Nadie va a avisar a nadie porque no quiero problemas!
¿Queréis hacer el favor de dormiros ya y dejar de discutir las dos?
Esto no va a quedar así, incivilizada.
- Repipi.
- [Chista] [Bullicio] Tabernero, otro.
- Tabernero, otro... - Aquí no se sirve más.
[Bullicio] ¿Y eso por qué?
Porque ya se ha bebido toda la cuenta de Guadalquivir, señora.
Usted pa casa ya, mujer, que está echa un... [Bullicio] [Ríe] ¿Me vas a ayudar tú a mí?
Menudo carácter tiene la... El que te falta a ti.
¿Quieres que te preste un poco?
!¡Bueno!
!¡Ramón...!
Jamás me imaginaba este reencuentro.
[Ríe] Pero esto no se me había pasado por la cabeza.
[Ríen] Agua... Pero si la noche acaba de empezar, Ramón.
Lo que acaba de empezar es una bonita resaca.
- Venga.
- Mm... Ramón... te he echado mucho de menos.
¿Siempre has sido así de alto tú?
[Ríe] Necesitas descansar.
[Ríe] [Ríe] ¿Vas a volver?
Sois todos unos pesados sois... Tere... Venga, ya hablaremos.
A dormir, ¿eh?
Pero a dormir.
!¡Vete!
Pesado... [Canto de pájaros] Pero ¿y por qué no nos avisaste?
Ya, lo siento, Doña Manuela.
Que estaba en Cádiz trabajando.
En el puerto.
Necesitaba... alejarme un poco.
Claro.
Lo entiendo, no te preocupes.
Sabes que esta siempre será tu casa, ¿no?
Gracias.
Y hablando de eso... me vendría bien una mano, ¿eh?
Ya empiezo... Por supuesto.
- Bienvenido de nuevo, Tomás.
- Muchas gracias, Doña Manuela.
Y gracias, Ramón.
Eso lo llamo yo... - Chicas... - Anda, ven, te presento al jardinero nuevo.
¿Ha vuelto Tomás?
Pensaba que se había ido de Sevilla.
Pero ¿va a volver a trabajar aquí?
Supongo, pero me da igual.
Él no significa nada para mí.
Lee.
"La presencia de algunos morenos en Sevilla está generando cierta inseguridad entre los vecinos.
No son pocos los que temen los conflictos y posibles enfermedades que traen consigo".
Es indignante, madre.
Ya ves lo que opina la gente.
Y tú metes a una de ellos aquí.
¿Sabe qué le digo?
Que leyendo esto, me reafirmo.
Te presté el dinero con condiciones, y una de ellas es que fueras prudente.
Recuerdo sus condiciones cada día, madre.
Cada una de ellas.
Pues no lo parece.
Los inversores me han llamado indignados.
- Exigen que eches a la morena.
- !¡Inés!
!¡Se llama Inés!
!¡Por favor!
Mira, hija, yo te entiendo.
Crees, de verdad, en la educación.
Y esa cría viene de la calle... pero le vas a destrozar la vida.
¿Me puede decir cómo voy a destrozarle la vida ofreciéndole una educación?
¿Cómo se hace?
Sabes perfectamente que, por ley, no puede obtener el título como las demás.
Claro, porque lo que importa es lo que ponga en un papel - y no lo que aprenda.
- No... porque por mucho que llegue a aprender, lo que le depara la vida a esa cría es muy diferente.
¿Tú crees que va a poder ir a la universidad cuando salga de aquí?
¿Que va a conseguir un trabajo?
¿Que llegará a ser abogada o médico?
Tendrá que volver a la calle, y la caída será mayor, y tú serás la responsable.
Mañana te reúnes con los inversores, les dices que has cambiado de opinión, y nos olvidamos de este bochorno.
Bueno, está claro que no hemos empezado como en pie, así que para hacer las paces, hemos tenido un detalle contigo.
[Risas] ¿Te gusta?
Aquí estarás más cómoda.
Os sentís muy valientes, ¿no?
- Muy protegidas.
- Y tú te crees que por llevar esta ropa eres como nosotras.
Pero no.
Macarena: ¿Quién ha sido?
Has sido tú, ¿no?
Tú no te metas que esto no va contigo.
Me parece increíble, Margarita.
El año pasado llorabas como una niña porque te tiraron la ropa a la basura.
Macarena, que solo es una broma.
!¡De broma nada, Flavia!
- Venga, ayúdame a recoger... Macarena: Pero si lo hemos hecho por ella, para que se sienta como en casa.
¿No viene de la calle?
¿Tú quieres saber cómo se hacen las cosas en la calle?
- Bueno, tranquila.
Todas: !¡Ah!
Y esto, por supuesto, está requisado.
¿Se puede saber qué ha pasado?
Inés, ¿qué ha pasado?
No soy una chivata.
Luisa: [Cierra la puerta] Macarena está bien, solo es un corte superficial.
Ay...
Dice que ha sido un accidente.
¿Es eso verdad?
[Golpea la mesa] !¡Que alguien me responda, por favor!
- Era una broma.
- Chivata.
Te estoy intentando ayudar.
¿Y qué clase de broma termina con una alumna sangrando?
¿A ver?
Lo siento, de verdad, no volverá a ocurrir.
En esta academia, las normas son las mismas para todas, Inés.
Seas quien seas, y vengas de donde vengas.
Estoy muy decepcionada, !¡mucho!
Y contigo también.
Podéis iros.
¿Así?
¿Sin más?
¿Queréis que cambie de opinión?
!¡Podéis iros he dicho!
- Manuela... - No me vuelvas a llevar la contraria adelante de las alumnas, Luisa.
Han dicho que no va a volver a pasar, y yo confío en su palabra.
Ya está.
Muy bien, quizá sea ese el problema, que confías demasiado.
Si me disculpas.
[Abre la puerta] [Cierra la puerta] [Música] [Llaman a la puerta] ¿Cómo estás?
- ¿Te han expulsado?
- No... !¡me voy yo!
Nadie me quiere aquí.
¿Y qué es lo que quieres?
¿Y eso qué más da?
!¡Si siempre voy a hacer la [...] y la ladrona, la salvaje!
Y yo para ti la señorita, la consentida, la que toca la campanita... Mira... aunque nos veas a todas vestidas iguales, cada una somos un mundo.
Es mejor que la lleves al aire.
Se cura antes.
Tú, por ejemplo, no conoces mi historia.
Y te aseguro que no tiene nada que ver con la de Flavia o con la de Margarita.
Tus problemas y los míos nunca serán los mismos.
Pero a lo mejor lo que queremos sí es igual.
Y si te vas ahora, siempre nos quedaremos con la duda.
Si es que era imposible veros a la una sin la otra.
Yo al principio pensaba que era hija-hermanas.
Y yo pensaba que tú y tus amigos erais unos descarados.
Siempre veníais a espiarme a los entrenamientos.
- ¿Yo?
- Mm, tenía que haber disparado una flecha.
Alguno se habría dejado cazar, eso seguro.
[Suspira] ¿Todo bien, Manuela?
Sí, perdona, es que llevo todo el día dándole vueltas a la cabeza.
- La Directora nunca descansa.
- [Ríe] Tengo que tomar una decisión importante y siento que, haga lo que haga, me voy a equivocar.
En eso consisten las decisiones importantes, que a veces hay que romper un plato para salvar la vajilla.
Escúchale que tiene razón.
Aunque sea la primera frase inteligente - que le escucho decir.
- [Ríe] Te conozco.
Eres una gran directora y, aunque sea duro, estoy seguro que harás lo mejor para todos.
[Susurra] Gracias.
[Suspira] [Canto de pájaros] Doña Manuela: Cuánto lo siento, les pido disculpas.
Les aseguro que yo estoy tan disgustada como ustedes.
[Puerta se abre] [Puerta se cierra] Esos eran los inversores, ¿no?
Eran, sí... hasta que mi hija decidió llevarnos a la ruina otra vez.
Manuela: Estoy desbordada, Teresa... Desde que Inés ha llegado a la academia, todo han sido problemas.
¿Estás pensando en echarte atrás?
No, claro que no.
Lo que te estoy diciendo es que no puedo hacerlo sola.
[Fuego ardiendo] Tú trajiste a Inés a mi casa y me pediste ayuda.
Pues ahora te pido por favor que vuelvas y me ayudes tú a mí.
[Fuego ardiendo] Créeme, lo siento, Manuela, pero es que no puedo.
Lo que no puedes hacer es quedarte aquí.
[Fuego ardiendo] Teresa... no te puedo ayudar si estamos separadas, no puedo.
¿Qué te pasa?
Cuéntame qué ha pasado.
Roberta es mi hermana.
¿Cómo?
Bueno, eso ya te lo explicaré.
La cuestión es que... ella tiene todo el derecho del mundo de saberlo, pero... yo ahora me encuentro muy débil.
[Solloza] Necesito reponerme para poder ser un apoyo... y no una carga.
Tú nunca serás una carga.
Jamás... Que te quede claro, jamás.
[Sopla] Manuela... Han pasado muchas cosas.
Y yo tengo miedo... de no poder volver a ser la misma.
Claro que vas a ser la misma, claro que sí.
Pero ahora necesitas apoyarte en la gente que te quiere.
Yo voy a estar aquí para lo que necesites.
Estoy aquí.
No se lo cuentes todavía si no estás preparada.
No pasa nada, tómate tu tiempo.
El que necesites.
Ya lo harás cuando sientas que tienes fuerzas.
Porque ella te necesita.
Todas te necesitamos, todas.
[Solloza] [Suspira] [Solloza] [Beso] [Fuego ardiendo] ¿Cuántas de vosotrais tenéis pensado estudiar en la universidad?
¿Sabéis que sois afortunadas, ¿verdad?
Sabéis que, hasta hace diez años, las mujeres solo podíamos estudiar en la universidad con la aprobación del Consejo de Ministros.
A lo mejor lo que deberíamos es intentar llegar a ser ministras.
[Ríen] ¿Qué pasa?
¿Por qué no?
¿Alguna sabe quién es Elena Maseras?
La primera mujer que consiguió matricularse en una universidad española.
Eso es.
Pues, Elena obtuvo un permiso especial de Amadeo de Seboya, que le permitía estudiar en régimen privado, pero no ir a clase.
!¡Ja!
Pues vaya permiso.
Y con los años, un catedrático consiguió que Elena entrara a las aulas, pero con una condición... que se sentara junto a él en la tarima.
[Puerta se abre] Imaginaos estar sentadas en esa silla, después de enfrentaros a maestros, a doctores, e, incluso a vuestros propios compañeros, que no os querían allí.
¿Cómo sentiríais?
Pensadlo por favor.
¿Y sabéis qué es lo peor de todo?
Que, seguramente, esos hombres lo único que tenían era miedo.
¿Miedo a qué?
A lo desconocido... a quedarse a un lado, a perder su lugar.
Y Elena tuvo que enfrentarse a todo eso sola para cambiar la historia.
[Canto de pájaros] [Música] [Jadea] Manuela: Yo no tengo la receta para combatir el miedo... [Ríe] Manuela: Lo que sí sé es que, darle la espalda, es hacerlo crecer.
[Suspira] [Puerta se abre] Manuela: Y que es mejor plantarle cara.
Es mejor descubrir de dónde viene para así poder rechazar los prejuicios que nos hacen defendernos de amenazas que no son reales.
Porque el miedo está al alcance de todos.
Al miedo le da igual de dónde seamos, le da igual cómo seamos, o la edad que tengamos, le da igual... Los temores viajan sin que nos demos cuenta en los discursos que tenemos aprendidos de toda una vida.
Y cuando llegan, nos paralizan.
[Música] ¿Teresa?
Luisa... [Ríe] Y se genera una cadena que nos impide ser libres.
Pensadlo, por favor.
¿A qué tenemos miedo?
¿A lo desconocido?
¿A lo diferente?
¿A lo nuevo, a lo inesperado?
[Puerta se abre] Manuela: Siempre hay una primera vez para vencerlo, siempre.
[Ríe] [Risas] [Música] Manuela: Y solo puede hacerse dando un paso al frente.
[Llora] [Llora] - [Ríe] - [Ríe] [Música] Es Rafael, el mayor.
Ha sacado los genes de su padre.
¿Qué tal el reencuentro?
Tenía usted razón, la academia ya no es lo que era.
Siéntese, por favor.
[Suspira] ¿Nuestro trato sigue en pie?
¿Por qué debería confiar en usted?
Porque soy un Peralta, tengo palabra.
Y porque juré que no iba a descansar hasta limpiar el nombre de mi familia.
¿Por qué debo confiar yo en usted?
Porque me necesita.
Me llamo Carmen, y además de la administradora soy la nueva maestra de educación física.
Os quiero cambiadas en 10 minutos en el jardín, ¿de acuerdo?
No voy a despedir a nadie, Carmen.
La situación de las cuentas es mucho peor de lo que me esperaba.
No tenemos otra opción.
Estoy enfadada, confundida y es que nadie me quiere explicar qué es lo que está pasando.
¿Qué necesitas saber?
Carmen: Correr sabréis, ¿no?
¿Ha dicho "correr"?
¿Así, sin ningún motivo?
Bueno, igual no es tan difícil, ¿no?
[Jadean] Esta mujer nos va a matar.
[Campanas] ¿Se puede saber qué es este escándalo?
Estamos de huelga, estas son nuestras reivindicaciones.
Que todo esto es por tu culpa y lo sabemos todos.
¿Qué?
A nosotras nos cortan la luz y la calefacción, y a esta le pagamos los estudios entre todas.
- ¿Todo bien?
- !¡No!
!¡No puedo!
No sé lo que esperas de mí, pero no lo voy a conseguir.
¿Qué más da lo que yo espere, Inés?
¿Qué esperas tú?
¿Vais a despedir a alguien?
Es que es la única manera de afrontar la situación económica.
Luisa: Carmen siempre ha sabido dónde dar.
Yo apoyo que reivindiquéis vuestros derechos, pero nunca limitando los de los demás, nunca.
Luisa: Todas tenemos expectativas hacia los demás.
Y también hacia nosotras mismas.
Pero la vida es impredecible.
[Ríe] ¿Qué haces aquí?
Se supone que tú y yo teníamos un trato.
Tranquilo que ese trato sigue en pie.
- Pero ¿cómo lo giro?
Todas: [Gritan] !¡Que nos matas!
Han vuelto.
Margarita, no se lo puedes contar a nadie.
Ni a las maestras ni a las alumnas, a nadie.
Necesito que me lo jures.
♪ "La Otra Mirada" is available with PBS Passport.
Go to pbs.org/ getpassport.
Also available by subscription to the PBS "Masterpiece" Prime video channel on Amazon.
♪ ♪ "La Otra Mirada" was made possible in part by contributions to your PBS station from viewers like you.
Thank you.